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Capítulo 02.

Jimin seguía a Taehyung por la pista, con el alfa pelinegro pegado a su costado por "precaución".

Le causaba gracia, teniendo en cuenta que se sentía lo suficientemente capacitado para alejar a otros alfas por su cuenta, pero no iba a rechazar a semejante ayuda cuando se la ofrecían tan desinteresadamente.

Parecían perdidos, hasta que Taehyung pegó un salto emocionado y salió corriendo hasta una zona con mesas, donde había un grupo de personas sentadas en la más alejada.

Allí, se encontraron no solo con Kim, sino con un alfa de cuerpo robusto, cabello corto y ojos color avellana, un omega esbelto de cabello oscuro medio rizado y ojos oscuros, y un alfa castaño de ojos azules.

—¿Así que aquí es donde te escondías? —pregunta Taehyung al alfa de ojos avellana.

—No me estaba escondiendo, sólo vinimos a relajarnos y tomarnos unos tragos. Ven a sentarte con nosotros —le dice el alfa sonriendo.

—Este es mi amigo Jimin. Jimin, este es Hoseok, el alfa del que te hablaba —le decía Taehyung alzando sus cejas juguetonamente.

—¡Hoseok, aquí estabas, creí que te habías ido de aquí! —dice de pronto el alfa pelinegro, separándose del lado de Jimin.

—Nah, la noche se está poniendo interesante —le contesta Hoseok.

—Ellos son Namjoon y Seokjin, chicos, estos son Taehyung y Jimin —el pelinegro vuelve a tomar la palabra y haciendo gestos para que tomen asiento en la mesa.

—¿Y cómo se conocen ustedes? —pregunta Namjoon a Taehyung y Jimin.

—Nos conocemos de toda la vida, prácticamente nos criamos juntos. ¿Qué hay de ustedes? —responde Taehyung.

—Con Hoseok y Jungkook nos conocemos de la primaria, nos decían los tres mosqueteros —dijo Seokjin entre risas—. A Namjoon lo conocimos en la secundaria, y lo reclamé como mio desde que le puse la vista encima —agregó, sacándole la lengua a Hoseok y Jungkook, quienes solo rodaron sus ojos y se dedicaron a tomar de sus cervezas.

Jimin no sabía si encontrar divertida o exasperante la situación, ya que no le gustaba las actitudes territoriales de los alfas, pero Namjoon solo se limitaba a reírse de la situación, por lo que lo dejó pasar, ya que no estaban hablando de él.

—¿Y los alfas se dedican a perseguirte mucho? —pregunta Jungkook a Jimin—. Apuesto a que ese idiota de la barra es sólo uno de tantos.

—Tienes razón, parece que tengo una especie de maldición —le respondió Jimin rezongando—. Antes de venir aquí estuve en una cita a ciegas con un imbécil de primera categoría. Se creía que por aceptar a ir a la cita tenía derecho a tocar lo que no debía —agregó de mal humor. Jungkook frunció las cejas al oir esto.

—Eso es de muy mal gusto, yo lo habría golpeado por imbécil.

—De hecho, lo hice —contesta Jimin con una media sonrisa—. También le arrojé un vaso de agua en la cara y lo insulté. Me dijo exagerado y salió del restaurante echando humo.

Jungkook soltó una carcajada sonora que hizo estremecer al omega de Jimin por alguna razón.

—Bien hecho, te mereces otro trago —le dice a Jimin y le ofrece otra cerveza. Él lo acepta con una sonrisa en los labios y achinando los ojos.

Mirando a la mesa, Jimin observó a Namjoon y Seokjin compartiendo sonrisas entre medio de tragos y susurrándose en sus oídos, a Taehyung prácticamente sentado en las piernas de Hoseok y el alfa riéndose de alguna anécdota que seguramente Kim le estuviera contando (por las miradas, parecía que estaba hablando de Jimin).

—¿Quieres bailar? Esto se está poniendo aburrido —le propone Jimin a Jungkook.

—Seguro, te sigo —le contesta con una sonrisa que evidenciaba hoyuelos en su cara. A este punto, Jimin casi se derrite en su asiento con la vista en la cara del alfa.

Se levantaron con las cervezas en mano y fueron a la pista, chocando con algunas personas en su camino.

Se movian al compás de la música, riendo a carcajadas, y hasta casi pegarse el uno al otro. El ambiente estaba caluroso y la proximidad entre ellos era casi asfixiante, y de un momento a otro, tiraron del brazo de Jimin y se encontró cara a cara con un alfa de aspecto asqueroso que se acercó a su oído y le dijo: "eres muy bonito pequeño, deberías estar pegado a mi en vez de ese bueno para nada" y lo pegó a su cuerpo.

En ese momento, Jimin vio rojo y levantó su rodilla para conectarla a la entrepierna del alfa con toda su fuerza. Cuando agachó la cabeza en señal de dolor, Jimin se acercó a su oído y casi le escupió: "Gracias, pero prefiero bailar con una babosa antes que contigo, imbécil."

Se dio la vuelta y volvió a la compañía de Jungkook, que lo miraba casi riendose a carcajadas.

—Lo siento, pero eso fue divertido y sexy —le dice Jeon al oído a Park.

—¿Te parece sexy que un tipo asqueroso te arranque tu pareja de baile de tu lado? —le pregunta con una ceja levantada, claramente enojado con la situación.

—No, me parece sexy que hayas pateado al idiota en las pelotas. Obviamente lo merecía, estuve a punto de romperle la cara por atreverse a tocarte, pero luego vi tu cara y supe que tenías la situación controlada —termina con una sonrisa satisfecho.

—Dios, tienes un terrible sentido del humor —dice Jimin, tratando de sonar exasperado, pero con una sonrisa asomándose de todas maneras.

—Pero debes admitir que te gusta eso de mi —le dice, guiñandole un ojo. En respuesta, Jimin empuja su hombro juguetonamente y tira de su brazo para seguir bailando.

Pasaban las canciones, y bailaban cada vez más pegados, hasta que Jimin se atrevió a subir la mirada para descubrir a Jungkook mirando sus labios —¿Vas a quedarte mirando o vas a hacer algo al respecto? —le preguntó en tono burlón.

Jungkook solo sonrió de costado y unió su boca con la del rubio. Decir que se sentía en el cielo era quedarse corto. Sus gruesos labios correspondían perfectamente y, al acercar su lengua juguetonamente, el rubio le dejó paso, haciéndole probar algo dulce junto con la cerveza que estuvo tomando. Así mismo, llevó una de sus manos a la mejilla del menor, mientras que la otra viajaba de arriba hacia abajo por su espalda.

Jungkook tiró de Jimin en el beso hasta que lo sostuvo contra una pared, casi jadeando en los besos intercambiados —Dios, sabes tan dulce —le dice, mientras vuelve a besarlo casi desesperado; sus manos viajando con más intensidad por su espalda y sujetándolo del cuello para intensificar el beso.

Jimin casi se sentía débil en los brazos del pelinegro, sintiendo su excitación subir y recorrer sus venas, pero decidió que no se la iba a hacer tan fácil en una sola noche. Si de verdad quería una oportunidad con él, iba a tener que ganárselo.

—Tú no te quedas atrás, eh —le dice, dedicándole un guiño y posando una mano en su pecho—. De todas formas ya debo volver a casa, tengo cosas que hacer mañana.

—¿Me vas a dejar? —le pregunta con un puchero en los labios.

—No te preocupes, tengo la sensación de que volveremos a vernos —le dice despreocupadamente—. Ayúdame a buscar a mi amigo, debo volver con él en una pieza.

Salieron de su escondite y empezaron a buscar por el local a Taehyung, pero sólo encontraron a Namjoon y Seokjin en la mesa, diciendo que el omega ya se había ido con Hoseok, y que ellos se habían quedado para avisarles ya que también regresaban a su departamento.

Con la indignación escrita en la cara, Jimin se dedicó a enviar un mensaje a su amigo reclamándole por dejarlo solo en el club cuando habían llegado juntos.

—Puedo llevarte a casa si quieres, tengo auto —le ofrece el pelinegro a Jimin, el cual termina aceptando por no querer volver solo a casa en su casi estado de ebriedad, sin mencionar que deseaba pasar más tiempo con el chico, que lo estaba dejando encantado. Si, tenía esos ojos verdes que encandilaban a cualquiera, esa piel clara que quería tocar sólo para ver si era real, ese cabello color negro que provocaba querer enredar sus dedos y tirar de ellos... Cielos, estaba perdiendo el control por alguien que acababa de conocer, tenía que calmarse.

Le dictó la dirección de su departamento y viajaron en silencio, con la radio bajita sólo para hacer sonido ambiente. El pelinegro y rubio se robaban miradas fugaces y varias veces chocaban miradas y se sonreían casi de manera nerviosa.

Cuando llegaron a la puerta del edificio, Jungkook se giró hacia Jimin y casi tímidamente se acercó a besarlo nuevamente. Lo recibió con mucho entusiasmo, enroscando sus manos en el cuello del mayor, mientras que el otro enroscaba sus manos en la cintura del rubio.

Se separaron tocando sus narices y apoyándose en la frente del otro, mirándose a los ojos —No me vas a dejar subir, ¿cierto? —le pregunta con un brillo en los ojos el mayor.

—Nop, pero te dejo mi número de teléfono, así puedes seguir intentando —le dice con otro guiño de ojos y una sonrisa traviesa.

—Tomaré lo que pueda entonces —le dice con otra sonrisa.

Se dan un último beso y Jimin baja del auto casi sintiéndose en una nube. Eso fue excitante, piensa mientras sube a su piso, y también llega a creer que lo que le hizo sentir el pelinegro no lo sintió con nadie, ese hormigueo en las extremidades, ese revoloteo en el estómago... Ese chico era algo especial, sentencia Jimin, y espera no equivocarse con él.

Se va a la cama pensando en ojos verdes y cabello negro, con una sonrisa casi boba en la cara.

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